
Ella adoquina su vida,
lo hace a su manera,
entrega silabas o frases,
a según de su momento,
vive en un cielo todo suyo,
donde todo tiene color a esfuerzo,
a trabajo, tesón y paciencia…
Mi confidente, tiene un rostro,
tal vez sea imaginario,
tal vez solo habite en mi,
tiene un corazón agitado,
y a veces palpita alocado sin un por qué…
Es un manantial cristalino,
cuando el verso entrega elocuencia,
es vehemencia y capacidad,
frialdad cuando desea,
ocultar sus traspiés …
Las ilusiones que mantengo,
no tienen dueño…
Son libres y emancipadas,
forjo en ellas mis imposibles,
escondo una lagrima al bajar,
y pincelo un lienzo de colores,
donde plasmo mis ilusiones…
Soy quién tomas las decisiones,
de mi largo trajinar,
de mis logros y mis triunfos,
también cargo mis culpas,
en silencio y sin derrotero,
a veces sin poder olvidar,
lo que tanto deseo disipar…
Ambos somos frutos de la vida,
yo la escucho en mi humilde intento,
ella habita en mi ser,
y ambos navegamos aguas turbulentas,
ante tanta palabrería del mundo,
nos distanciamos a veces por días,
para luego volver, en confidencias …
Nos cansamos de tantos intentos,
en la diatriba de entender,
sentimientos y pensamientos,
y solamente sentimos que estamos bien,
cuando en la armonía del ser y del existir,
un brillo resalta en los ojos…
Hoy mi confidente y yo,
volvimos hablar,
mañana no sé...
A según de su momento…
Príamo.
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